Narrar y describir en cuentos y novelas
"La literatura es fantástica porque es la reorganización de una realidad en un juego de roles donde las identidades son móviles, diversas, ajenas a ordenes establecidos."
Andrés Paris. "Chamanes y Mapuche: Sujetos de resistencia en la obra "La saga de los Confines" de Liliana Bodoc".
"La saga de los Confines" se inscribe, como hemos visto, en el género novela, y dentro de ella, en el subgénero "épica fantástica". Según su propia autora, Liliana Bodoc:
"Épica porque me propuse atenerme a los tópicos fundamentales (héroe, guerra, viaje, mores más comunitarios que íntimos, enfrentamientos maniqueos entre el Bien y el Mal) más un sentido de imposición ética. Mágica porque me importaba menos la magia que se impone a las criaturas, como la druida o merlinesca, sino la conectada con la criatura, propia del indígena; sentirnos conectados con la creación.
Difabio de Raimondo, Elbia Haydée (2002). Lectura intercultural de los Días del venado de Liliana Bodoc. Piedra y Canto. Cuadernos del CELIM, 7, 8, 53 - 6
¿Cuál es la estructura de una secuencia narrativa?
Todas las narraciones literarias tienen una macroestructura en la que podemos reconocer las siguientes partes: marco o situación inicial, complicación, resolución y situación final.
- En el MARCO: un narrador presenta a los personajes y los ubica en un espacio y un tiempo en el que suceden los hechos. Este marco puede cambiar a lo largo de un relato. En el marco encontramos respuestas a "¿Quién?", "¿Dónde?" y "¿Cuándo?"
- COMPLICACIÓN: Para que haya narración, debe aparecer necesariamente una complicación, es decir, algo que modifique la situación inicial, y que obligue al personaje a actuar en consecuencia. Siempre implica la transición de un estado anterior a otro. En la complicación se responde "¿qué pasó?" o "¿qué quiere (el personaje)?" Hay dos tipos de complicaciones: unas son causadas por los propios personajes, y otras son sufridas por ellos. Si se elimina la complicación, no hay historia.
- SUCESOS O TRAMA: La complicación desata una secuencia de acciones, que llevan finalmente a la...
- RESOLUCIÓN: Es el resultado de las acciones o sucesos, y responde a la pregunta "¿cómo se resuelve? Al conjunto de complicación + su resolución se le llama "episodio".
- SITUACIÓN FINAL: Sumando episodios va transcurriendo el relato hasta que se presenta la situación final, que es el fin de la narración.
Narrar y describir
Todo relato tiene descripciones de personajes, del tiempo y del lugar; éstas enlentecen o detienen la acción de la historia. Pero las descripciones no tienen una función secundaria en un cuento o una novela: al contrario, colaboran para hacer más creíble lo narrado y aporta datos para comprender mejor la historia, anticipar lo que va a ocurrir o producir efectos o emociones en el lector, usando un lenguaje muchas veces poético. Como consecuencia del uso poético del lenguaje en las descripciones, y de la mirada subjetiva del autor, aquello que se describe se transforma.
Así, podemos decir que, dentro de las secuencias narrativas que encontramos en los cuentos y las novelas, existen muchas secuencias descriptivas.
¿Qué semejanzas y diferencias tienen las novelas y los cuentos?
En este enlace podrás encontrar algunas características en las que se diferencian el cuento y la novela:
¿Qué les ocurre a los personajes?
No todo es acción e una narración, además de los hechos, hay fragmentos en los que el narrador profundiza en qué efecto provocan los hechos en los personajes.
Los sentimientos, las intenciones y las reflexiones de los personajes son parte fundamental de las narraciones.
A continuación, leeremos un fragmento de la novela "La mujer habitada", de la escritora nicaragüense Gioconda Belli. Observa cómo estos aspectos de la protagonista son importantes para la historia:

"En nuestro tiempo, cuando llegó la guerra, muchas mujeres hubo que debieron despertar, reconocer la desventaja de haberse pasado tanto tiempo cultivando el ocio y la docilidad.
Fui afortunada. Aunque mi madre se enfurecía, yo siempre tuve inclinación por los juegos de los muchachos, los arcos y las flechas. Ella no concebía que las mujeres pudieran guerrear, acompañar a los hombres.
Aquella tarde cuando Yarince llegó con sus hombres a Taguzgalpa, el día que nuestros ojos quedaron engarzados para siempre, ella lo supo. Supo que al amanecer yo me iría con él a combatir contra los invasores.
Me esperó al lado del fogón. Al acercarme, me miró; una mirada triste que le había aparecido desde que los combates con los españoles dejaron de ser noticias lejanas. Sus manos fuertes apelmazaban la masa del maíz, dándole forma redonda. «Has estado con los guerreros», me dijo. Y su voz decía: cometiste falta, no es lugar de mujer, te alborotaron la sangre.
-Vienen de lejos -dije-, son caribes. Dicen que debemos alzarnos, luchar. De lo contrario, todo terminará. Los extranjeros nos matarán para quedarse con las tierras, los lagos, el oro. Destruirán nuestro pasado, nuestros dioses. Muchos de los nuestros se irán mañana a combatir. Saldaremos las viejas enemistades. Nos uniremos contra los hombres rubios. Yo también quiero ir.
-Te he dicho que la batalla no es lugar para mujeres. Sabiamente ha sido dispuesto el mundo. Tu ombligo está enterrado debajo de las cenizas del fogón. Éste es tu lugar. Aquí está tu poder.
-Yarince, el jefe, dijo que me llevaría.
-Sí -dijo mi madre-. Vi cómo te miraba en la plaza. Te vi mirarlo.
Bajé los ojos. Nada quedaba oculto al corazón de mi madre.
-Es destino de mujer seguir al hombre -dijo- no es maldición. Si te ama, deberá arreglar ceremonia con tu padre. Hacer las ofrendas. Obtener la bendición de la tribu.
-Estamos en guerra. Eso ahora ya no es posible. Debemos salir mañana al alba. Madre, no me maldigas. Dame tu bendición -dije, arrodillándome en la tierra.
-No te guía más que el instinto. Itzá, ¿será posible que me des más razones para maldecir a los españoles?
-Sólo nos quedan dos caminos, madre -dije, enderezándome-: maldecirlos o combatirlos. Es preciso que parta. No es sólo por Yarince. Yo sé usar el arco y la flecha. No soporto la placidez de los largos días, la espera de lo que habrá de sobrevenir. Siento muy dentro que es mi destino partir.
Recuerdo que extendió las manos, las palmas blancas de batir la masa del maíz y redondear las tortillas. Las alzó y volvió a bajar. Inclinó la cabeza desistiendo de hablar más. Me hizo arrodillarme e invocó a Tamagastad y Cipaltomal, nuestros creadores, a Quiote-Tláloc, dios de la lluvia, a quien yo había sido dedicada.
Aún me parece verla, fuerte como un volcán al amanecer, con sus suaves líneas recortadas a contraluz en la puerta, esa última madrugada de mi partida, despidiéndome con la mano extendida: una mano cual rama seca y desesperada.
Dejarla fue mi única duda. Dejarla a ella, la que me enseñó el amor."
Gioconda Belli. "La mujer habitada". Capítulo 9 / Fragmento