El laberinto, un símbolo muy antiguo

09.10.2019

"En el laberinto, uno no se pierde, se encuentra.
En el laberinto, uno no encuentra al Minotauro,
se encuentra a sí mismo."
Hermann Kern

El laberinto es uno de los símbolos más antiguos de la humanidad. Desde hace milenios este motivo se graba en la roca o en el barro, se pinta sobre cerámica, se dispone mediante piedras en el suelo o se dibuja en antiguos manuscritos. Se pueden encontrar laberintos en antiguas monedas cretenses, en jarrones etruscos, en tumbas sicilianas, en anillos de oro indonesios, así como también en las joyas de los indios de Norteamérica. Se tallaron laberintos sobre rocas españolas, inglesas y rusas, se dispusieron como mosaicos en el pavimento de las catedrales francesas y se utilizaron en la decoración de los templos indios y de las mezquitas paquistaníes. También se recortaron en el césped de los jardines ingleses y alemanes y se revistieron de piedra en Escandinavia, Rusia, India y Norteamérica.

El laberinto tiene sus orígenes en el área mediterránea. El más antiguo se encontró en el yacimiento griego de Pylos, en uno de cuyos palacios se hallaron unas tablillas de barro de unos 3200 años de antigüedad, que tenían grabado un laberinto. Aunque algunas culturas han utilizado desde hace siglos el laberinto, el estudio de su uso a lo largo de la historia es bastante reciente. A finales del siglo XX, el laberinto ha experimentado un nuevo renacimiento: actualmente, en todo el mundo se diseñan, construyen y utilizan laberintos.

El laberinto clásico o cretense

El laberinto clásico es el más antiguo que se conoce. Surgió en el área mediterránea y, durante la antigüedad, se divulgó por todo el mundo. Se grabaron en piedra o sobre madera, se pintaron, ungieron o acuñaron en monedas Fue la prisión del Minotauro, un mítico monstruo mitad hombre, mitad toro, a quién el héroe griego, Teseo, venció. A partir de esta historia, el laberinto adquirió un significado simbólico sobre la reclusión y la libertad, la vida y la muerte, el mundo subterráneo y la salvación.

La leyenda del Minotauro en el laberinto

Cuenta la leyenda que Pasifae, esposa de Minos, rey de Creta, se enamoró de un toro y dio a luz al Minotauro, una horrenda criatura, mitad hombre, mitad toro. Minos encargó a su arquitecto Dédalo que construyera un laberinto para encerrar en él al monstruo.

Tras perder una campaña militar, los atenienses fueron obligados a enviar cada nueve años a Creta siete jóvenes varones y siete doncellas para ser ofrecidos en sacrificio al Minotauro. Pero llegó un día en que entre los escogidos se encontraba Teseo, el joven hijo del rey de Atenas.

Una vez en Creta, Teseo se encontró con la hija del rey Minos, Ariadna, la cual se enamoró de él y le entregó un hilo antes de que se adentrara en el laberinto. Teseo mató al Minotauro y, con la ayuda del hilo de Ariadna, logró salir del laberinto. Junto con los rehenes que liberó, Teseo regresó a casa y se convirtió en el rey de Atenas.

Extraído de "Laberintos" de Gernot Candolini


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